domingo, 28 de octubre de 2012

0007: África Baeta, presentadora de la EiTB

África Baeta es presentadora de Teleberri en la EiTB. Tuve la suerte de conocerla cuando fue mi profesora en las clases de Presentación de programas de TV en mi facultad. Tiene un blog dedicado a Bruce Springsteen, el cantante de su vida por antonomasia. Este año tuve que hacer un trabajo de investigación para la asignatura Derecho de la Comunicación. Se me ocurrió contactar con ella para saber si se prestaría a responder a algunas preguntas para este trabajo. Inmediatamente me dijo que no había ningún problema. Le envié algunas preguntas por correo electrónico, y me respondió muy amablemente y de forma muy detallada. Pude comprobar que el sentir de África está caracterizado por un gran sentido de la responsabilidad del periodista, así como de la ética, de conocer cuáles son tus derechos y tus deberes y actuar en consecuencia.  Aquí dejo algunas de las preguntas que le hice.


¿Podrías resumirnos brevemente qué entiendes por "secreto profesional"?
El secreto profesional es un pacto entre la fuente informativa y el periodista. El profesional de la información se compromete a no publicar esa información o a publicarla sin revelar la fuente. Los periodistas tenemos derecho a no revelar las fuentes y mantener en secreto las notas personales, cintas magnetofónicas y demás material informativo.

¿Qué me dices del derecho de rectificación?
Es el que más he llevado a la práctica durante mis 20 años de profesión. Se da cuando el medio ha de publicar (o leer, en mi caso) una rectificación, sin apostillas ni comentarios, y de forma íntegra y gratuita. Recuerdo el caso reciente de una pelea a las puertas de una discoteca, emitimos las imágenes de otro local que nada tenía que ver con el suceso. El dueño nos obligó a rectificar bajo la amenaza de una demanda. También es muy conocida la historia de Alfredo Urdaci, cuando era jefe de informativos de RTVE. La Audiencia Nacional le obligó a comunicar en sus informativos la sentencia del tribunal que consideraba que RTVE incurrió en "violación de los derechos fundamentales de huelga y libertad sindical" durante el 20J. Urdaci leyó al finalizar el Telediario el texto pactado por las dos partes para informar de la condena. Por cierto, que esa lectura también fue polémica, le acusaron de incumplir el auto.

Ahá.
Por supuesto, pasará a la historia el caso de Julian Assange, a quien algunos lo han llegado a ver como un símbolo de la libertad de expresión, al hacer públicos miles de telegramas cruzados entre la administración de los Estados Unidos y sus representaciones diplomáticas en el resto del mundo. Assange invocó el secreto profesional para proteger a colaboradores y fuentes de información.

¿Un caso relacionado con el secreto profesional?
Pues en Euskadi ha sido muy reciente el caso de una supuesta trama de espionaje en Álava. Ocho periodistas fueron citados para testificar por haber revelado datos secretos del sumario y se acogieron al secreto profesional para no revelar las fuentes que utilizaron en sus informaciones. Los ocho periodistas, pertenecientes a tres diarios, habían publicado informaciones sobre este caso de espionaje a políticos y empresarios alaveses y, cuando se les formularon cuestiones referidas a sus fuentes informativas, tanto si se trataba de funcionarios públicos como si tuvieron acceso a documentos oficiales, se acogieron al secreto profesional alegando su obligación de informar verazmente sobre este caso.

¿Has podido ampararte alguna vez en tu derecho a la cláusula de conciencia?
Hay informaciones que manejamos a diario que no podemos desvelar si no están contrastadas y si esa información no está respaldada con hechos concretos y con demostraciones evidentes. Fuera de cámaras los políticos te reconocen hechos reales que luego no expresan en público. Nosotros como periodistas no podemos asegurar "que nos lo han dicho en privado". Es curioso también el "pacto" que existe con la Casa Real. Sólo pueden hacerse públicos los comentarios que el Rey hace en un acto oficial. Existe un pacto de silencio sobre los comentarios que hace a los periodistas en privado, no se pueden contar nunca.

¿Te parece desmesurada la confianza de que no se revelará ninguna “información prohibida”? ¿Qué puede pasar si el periodista viola el secreto profesional?
Si el periodista viola el pacto de off the record, el periodista no comete delito ni acto ilícito, no puede acarrearle una pena o sanción jurídica, pero es obvio que incumple un pacto y comete una falta de ética que no sólo traiciona a quien le confía una información, sino que pierde con ello esa fuente informativa. Además, en cuanto se conozca cuál fue la conducta de ese periodista pocos serán quienes le sigan dando información comprometida. El periodista, por lo tanto, atenta contra el derecho natural a la información de la sociedad que debe confiar a los periodistas la tarea de informarlos. Es un pacto de confidencia, es decir, de confianza. Por tanto, quien da su palabra o consentimiento para recibir una información a cambio de no publicarla, debe respetarla y no violar su compromiso.

¿Qué problemas puede traer el hecho de que un periodista se niegue a firmar un artículo?
Creo que es un derecho que debe tener un periodista. Conozco casos cercanos en los que a un periodista le han obligado a modificar parte del contenido de una información que había redactado y al no estar de acuerdo con los cambios se ha negado a firmar. En la cadena catalana TV3, los redactores se han negado en alguna ocasión a firmar las notas electorales por no estar de acuerdo con el procedimiento.

¿Qué puede pasar si revelas información secreta pero no revelas la fuente? 
Todo depende del pacto al que hayas llegado con tu fuente. Si te permite publicar sin desvelar la fuente no hay problema, pero, como te he dicho antes, si incumples el pacto la falta ética es irreparable en todos los sentidos.

sábado, 14 de abril de 2012

0006: Laia Fàbregas, escritora catalana-holandesa

Laia Fàbregas (ver su página) escribió Landen, una novela que os aconsejo encarecidamente por su original narrativa, su historia y sus frescas reflexiones. Esta novela fue a parar a la biblioteca del Civivox de Pamplona. Yo tenía ganas de leer algo nuevo y, al azar, me fijé en su título, su contraportada y en el nombre de una escritora catalana. Empecé a leerlo y me enganché enseguida. Quise contactar con Laia para este blog. Estuve la semana de Pascua en Barcelona, y se lo comenté. Ella tenía una reunión al día siguiente en Barcelona y podíamos vernos después para una entrevista. ¿Casualidad?
Laia vive entre España y Holanda y escribió, antes de éste, La niña de los nueve dedos. Su sentir acerca de la literatura, el oficio de los escritores, el arte y la actitud a tener ante la vida y el incierto futuro me pareció muy interesante e inspirador. ¡Espero que os merezca la misma opinión!



¿Qué tal con el arte?
Yo nunca me veía siendo artista, aquello de ir a una galería y tener las cosas colgadas... En esta escuela de Ámsterdam aprendí que la pintura y la escultura sí que me gustan para mirarlas en un museo, pero no es lo mío hacerlo.

Lo descartaste.
Lo fui descartando, sí. Tenía ideas, porque yo en el arte siempre he sido más conceptual. Y a raíz de estas ideas acabé metiéndome en los libros, porque lo que me gustaba era crear una historia. De esto me di cuenta en esta escuela de arte. Luego, un agente literario leyó las veinte páginas que había escrito de un relato. Me dijo que estaba muy bien y me pidió más cosas. ¡Pero yo no tenía más cosas en holandés! Entonces me dijo que él ahí veía una novela, y que tenía que seguirlo trabajando. De ahí salió La niña de los nueve dedos. Pasaron cinco años hasta que se publicó, porque yo trabajaba.

A partir de este momento, ¿la segunda novela cómo salió?
Yo siempre digo que las novelas me salen a partir de una frase.

¿Una frase?
Sí. La primera fue “Me llamo Laura y tengo nueve dedos” y ésta, Landen, es “Murió durante el aterrizaje”.  Hasta ahora ha sido así.

¿Esto podría ser una seña de identidad tuya?
¡De momento lo es! Por eso, cuando publiqué La niña de los nueve dedos, ya tenía pensada la frase del siguiente libro; aunque muchos digan “después del primer éxito ya no sabes cómo continuar”, a mí no me pasó, porque ya tenía la frase. ¡Aunque no sabía dónde me llevaría! Pero ya tenía la chispita para empezar. Mucha gente empieza haciendo un esquema de toda la novela, pero yo no. Nunca sé dónde voy.

¿Cómo fue la experiencia de publicar un primer libro?
El agente me consiguió un contrato con una editorial, así que pensé que debería escribir un libro. No lo había hecho nunca, pero ahora, con el contrato, tenía que hacerlo. Cuando lo terminé, pensé en traducirlo al catalán para que lo leyeran mis padres y ya está. Pero luego... Mira, La niña de los nueve dedos salió en Holanda en enero de 2008. Pues en octubre de 2007 mi editorial la llevó a la Fira de Frankfurt y le habló a todo el mundo de que era fantástico, aunque aún no se había publicado en Holanda. Y compraron el libro los noruegos, los daneses, los franceses, los italianos y los españoles (la catalana vino más tarde). Así que antes de que el libro saliera en Holanda, ¡ya estaba vendido en varios países!

Antes de hablar más del libro, quisiera hablar sobre ti como escritora. Ser escritor hoy en día... ¿Cómo está la cosa?
Pues está difícil. Vivir sólo de escribir, con libros de este tipo, es difícil. Cuando haces bestsellers no, claro. Pero se van combinando cosas que ayudan a mantener un poco la situación económica; el tercer libro en el que estoy ahora, una traducción, escribir una obra de teatro... Pero es muy difícil, sí. Yo tengo la suerte de haberme abierto tres mercados a la vez, el catalán, el castellano y el holandés, así que tengo más posibilidades. 

¿Habría que volver a fomentar la lectura, los círculos de lectores...?
Si la gente quiere leer en e-book o en papel, eso que cada uno elija. Yo sé que el e-book puede ser muy útil por cuestión de espacio. Pero lo que más me preocupa no es cambiar los hábitos de e-book o libro, sino el convencimiento generalizado que hay de que todo debe ser gratis, bajable por internet, y que la cultura está ahí por arte de magia. Cuando yo explico que de cada libro, que cuesta 18 euros, me quedo 1.8, la gente se queda patidifusa. “¿Cómo puede ser?”. Pues sí, sólo te quedas el 10%, y aún has de pagar impuestos, autónomos, etc.

Hoy se ve mal cualquier propuesta de empezar a cobrar por cosas de estas.
Sí, son acusaciones cruzadas: los consumidores se meten con las distribuidoras o con los que cobran. Pero, ¡hola, los autores estamos ahí atrás! A mí me gustaría verme cara a cara con los consumidores y que me digan: “No, no, es que a ti no te quiero pagar nada, porque esto que haces no vale nada”. Bueno, pues si no vale nada no te lo leas, pero quien se lo quiera leer, ¡que me explique por qué yo no he de cobrar nada por lo que hago!

Vi en tu página esa idea de que la gente te enviara cartas que no se iban a abrir nunca. ¿Cómo ha ido la cosa?
Pues tengo unas 150 ahora, me parece.

No las has abierto, ¿no? ¿Podemos saber un poco de qué va la idea?
Pues la idea era: Willemien está enferma en Figueres, se siente sola y una de sus obras de arte será pedir a la gente que le mande cartas que ella no abrirá nunca. Para mí la idea era traspasar la pregunta al lector: ¿tú qué escribirías en una carta que no va a leer nadie? ¿Pondrías algo?

En el libro, Roberto explica que sus raíces son “el intervalo” entre todos los sitios a los que viaja. Por curiosidad, ¿esto te ha pasado a ti?
Es cierto que al vivir en dos sitios con dos culturas tan distintas, pues cuando estoy aquí me siento de aquí y después de tantos años allá, también me siento de allá, sobre todo porque he aprendido la lengua. Y yo vivo también de la lengua holandesa.

Sobre el final del libro, debo decir que me sorprendió. ¿Qué pasa con esa palabra?
(Se ríe). Es una palabra que no existe, me la inventé. De hecho, en el libro la leen tres veces, y las tres de una forma diferente, y ninguna significa nada. Me hace gracia que algunas críticas digan “dentro de la caja hay una palabra escrita en un papelito”. ¡No! Yo no he dicho que esté en un papel, ni siquera que esté escrita en la caja: hay una palabra, no tiene más. Cada uno se lo imagina.

Ahá.
Lo que hay detrás de esta idea es que la gente siempre quiere saber el significado de las cosas. Cuando escribes un libro: “¿qué quieres decir con esto?”, o “¿cuál era tu intención detrás de esta historia?”. O la gente que dice que no le gusta una obra de arte porque no la entiende. Pues la idea es esa: hay cosas que no hace falta entender. La miras, la lees...

¿Te ha pasado muchas veces esto de que, con el tiempo, comprendes que algunas cosas te han ocurrido por algo?
No, pero hay cosas que tú no eliges pero se te presentan y las agarras. Por ejemplo, un grupo de teatro holandés me pidió que les escribiera una obra. Ellos estaban empezando, y leyeron un artículo en el que yo hablaba de Paul Auster, y ellos en ese momento también estaban bastante con Paul Auster. Me llamaron. A mí me interesaba probar cosas nuevas, y escribí la obra de teatro. ¡Nunca lo hubiera dicho, pero lo hice! Casualidad, no sé...

También dices en ese diálogo que se pueden hacer dos cosas: andar buscando o decir “hoy no sé qué me va a ocurrir, pero lo voy a coger”. Pero, ¿y si no pasa nada?
¡Claro, hay muchos días en los que no pasa nada! A mí, en los primeros años, no me pasaba nada. Pero mira, de golpe y porrazo tuve contacto con una editora, y al final saqué el segundo libro con ellos. Claro, esto fue cuando llevaba 3 años en Barcelona sin que pasara nada, ¡hay que esperar a que vengan las cosas! Aunque no quiero parecer aquello de “la ley de la atracción”, los que dicen que si quieres que te pase algo lo que has de hacer es pensar en ello y, de alguna forma, lo atraerás.

Un poco supersticioso.
Bueno, sí. Pero luego también te pasan cosas malas, y entonces la cosa es saber cómo encajarlo. En mi generación crecimos pensando: iré al cole, luego a la uni, luego me casaré, tendré trabajo, hijos, etc, esto es lo que tengo que hacer, y lo he de ir buscando. Pero la vida no es así. Quizás la pareja no te llega cuando querrías, o el trabajo. Entonces, este desengaño del buscar, buscar, buscar, pues... ¡Mira antes qué es lo que hay! Y si llegas a los treinta sin tener hijos, ¿qué pasa? Pues la reflexión es un poco esto: tranquilo, ¡y mira a ver qué pasa!

Tranquilo pero despierto, ¿no?
Sí, exacto.

¿Alguna anécdota concreta del libro que te haya pasado a ti?
Sí, eso siempre me lo preguntan. Una de las más divertidas de explicar es lo del ciclista que le dice a la chica “you are very nice”. A mí me pasó un día que iba por Barcelona y se me acercó un extranjero y me dijo esto. Yo estaba esperando el autobús, y era un día de esos de mala leche.

Hablas del arte y también hablas del periodismo, cuando la Pérez-Holst hace el artículo en el que Ella no se reconoce. ¿Hay aquí una crítica al periodismo?
En el fondo ella dice que no se reconoce porque no se reconoce en ninguna parte. O sea, ella no se sabe ver desde fuera; se relaciona poco con la gente, y le cuesta ponerse en otro punto de vista. Y por otra parte sí, a veces en una entrevista en la que he hablado mucho, pues resulta que el título es una mini-frase que no tiene nada que ver, que te lo han metido a cucharadas.

Pues muchas gracias por este rato, la verdad es que he disfrutado mucho.
¡Me alegro!


martes, 20 de marzo de 2012

0005: Xabi Castro, enterrador de Pamplona

Xabi Castro es uno de los enterradores del cementerio de Pamplona. Tengo que admitir que me interesé por su perfil a raíz de mi humorista de cabecera, Joan Capri. En su monólogo L'enterramorts se pone en la piel de uno de ellos. Tenía muchísima curiosidad, puesto que es un tema que apenas tiene cabida en los medios y en la prensa. Así que conseguí contactar con Xabi, un tipo alegre, sonriente y divertido, pese a lo que se podría suponer. Fuimos a un bar y mantuvimos esta interesante conversación. Puedo decir que el sentir de Xabi es el de un hombre que habla con naturalidad, tanto de la vida como de la muerte, y que ha merecido muchísimo la pena conocer.



¿Cómo empezaste tú en el oficio? 
Yo empecé con una oposición del Ayuntamiento de Pamplona. Trabajaba en un colegio de portero y me aburría como una ostra. Salió esta oportunidad de hacer un trabajo más activo y además en un sector poco demandado, porque había bastantes opciones de sacar plaza y de hecho la saqué.

¿Hay poca demanda?
Bueno, más que poca... Ni hay mucha gente que se dedique a esto (porque tampoco son tantos los cementerios que tienen personal propio; muchas veces los gestionan los propios tanatorios) ni tampoco hay muchos aspirantes a los puestos. Porque somos funcionarios, y si me acuerdo bien para once plazas nos presentamos unas trescientas personas.

A veces se dice que el sector funerario es el único que no siente la crisis.
Yo creo que realmente no afecta. O sea, las personas nos tenemos que morir, y tengas dinero o estés en la miseria el día que te tienes que morir te mueres, inaplazablemente. Pero sí que leí un artículo curioso que hablaba de que con la crisis había aumentado el índice de mortalidad. Que en el año pasado, con respecto al anterior, había habido 9.000 muertes más. Pero bueno, esto ya son cosas de estadística, que pueden ser casuales.

¿La gente suele hacer esfuerzos económicos a la hora de enterrar?
Hombre, yo creo que sí que se suele invertir en los muertos, hay mucha constumbre... Ya va perdiéndose, pero sí que la gente tiende a gastar dinero en esto.

¿Se va perdiendo la costumbre?
Sí, cada vez se lleva más la caja sencilla, la más baratica, y a correr. Pero bueno, también te puedo decir que yo he empujado en el carro cajas de 7.000 euros. Aunque también... Por muy pudiente que seas, gastarte este dinero para meterlos en un agujero a pudrirse pues bueno... Ya te digo, que a veces la gente que habla conmigo puede pensar que es de cínico, pero es lo que hay. Tú coges un ataúd, metes un difunto dentro –que sí, será tu padre, tu hermano o quien sea-, que a ti te afecta y tal, pero eso físicamente se descompone, los flujos que salen de ahí deshacen la madera y todo. Así que lo que gastas en la caja es para pudrirse. Calcula tú 7.000 euros para una caja de madera...

Joan Capri planteaba “¿puede ser feliz un enterrador?” y decía que sí, porque ven las cosas más en su justa medida.
Hombre, pues no sé... Lo de ver las cosas en su justa medida no creo que sea tanto del oficio. Lo que sí que es cierto es que los enterradores tenemos un humor muy negro. Desarrollas un humor muy negro porque claro, trabajas como quien dice “codo a codo” con la muerte... Si la gente oyese a veces las bromas que nos hacemos entre nosotros... Igual nos denunciarían.

Ahá.
Y sí que es cierto que ahí te das cuenta de que nadie es más que nadie. Si lo quieres pensar desde el punto de vista más profundo, te das cuenta de que por aquí pasa todo hijo de vecino, desde cualquiera que se muere repentinamente hasta uno que le tienen en la Clínica Universitaria llevándole ahí todo lo que necesite. Aquí bajamos todos...

Capri también decía que la gente sólo va al cementerio cuando se muere, pero que cuando realmente hay que ir es cuando se está vivo. ¿Tú recomendarías un paseíllo por ahí de vez en cuando?
Pues yo creo que sí. Por varias cosas. Por un lado eso, porque ves que todos vamos a acabar igual y de aquí no nos llevamos nada más que el que te vengan a ver cuando estés ahí. Y por otro lado porque el cementerio de Pamplona en sí es una preciosidad, esto ya es orgullo profesional... Pero ya te digo, lo único que te vas a llevar es si tus hijos vendrán a verte o no vendrán. Y hay casos que me ha pasado alguna vez, de enterrar a alguien y que no venga nadie... Eso impresiona.

Cuando se trata de indigentes o así, ¿cómo se hace?
Pues si no estoy mal informado creo que pagan los gastos el ayuntamiento donde se entierra y el Gobierno de Navarra. Entonces se encarga un ataúd de los más baratos –a veces de “deshechos”, porque con los traslados se les hacen golpes o rayaduras y no se pueden vender y se dan para beneficencia- y se meten en tierra, siempre. Lo más barato.

¿Crees que a nivel social la muerte es un tema tabú? Porque menos en las noticias... No se habla de la muerte nunca.
Pues yo creo que sí, que la gente siempre anda como que la muerte es algo que no queremos ver y entonces viene el trago y se pasa lo más rápido posible. Luego también es verdad que baja mucha menos gente al cementerio. En ese sentido, yo creo que esta sociedad va más a centrarse en los vivos, en el día a día, y una vez que te mueres pues ya has dejado de existir y ya casi es que no... Nadie te va a ver, vaya. La gente que va al cementerio cada vez es menos, y siempre mayor. Gente joven, de mi edad y menores, muy poquitos. Y la muerte pues eso, es un tema que no queremos tenerlo cerca y lo dejamos de lado.

¿Se disfruta más el día a día viviendo con esa idea de que esto va a terminar?
Sí, yo creo que sí... También disfrutas por saber que mañana no vas a ir en aquel carro, que tienes una vida por delante y eso seguramente te pilla lejos. Pero ya te digo, te haces a la idea, viene la familia, lo entierras y a por otro. Que aquí es cuando puede parecer cínico, pero es así, es para lo que me pagan a mí.

¿Recuerdas algún caso que te conmoviera especialmente? No sé, algún niño quizás...
Sí, esto es lo que más te puede afectar, cuando te llegan los ataúdes blancos, pequeños... Recuerdo un caso de hace poco... No sé si has oído de una madre en Mutilva que estaba separándose del marido. Para que los hijos no sufrieran, los envenenó. Tenía cuatro hijos.

¿Cómo reacciona la gente cuando les dices que eres enterrador?
Suele tener bastante morbo, siempre es algo morboso el tema de que trabajas con los muertos y tal. Igual te hacen la pregunta típica, de que si alguna vez te has encontrado las cajas arañadas por dentro... Todas esas leyendas negras que circulan por los cementerios. Luego hay otra leyenda, que no sé si será verdad; antes, cuando se jubilaban los concejales, el ayuntamiento les regalaba una medalla de oro conmemorativa que decían que se hacían con los dientes de oro del cementerio.

¿Y aquí en Pamplona hay algún epitafio así curioso?
Hay uno muy macarra. Si te vas un día por la puerta de arriba, entrando a la izquierda, creo que es el grupo 52, hay uno que dice: “Después de haberme ido y preparado un lugar para vosotros, volveré para llevaros conmigo”... ¡Menos mal que no es familia mía!

(Me río)
Luego había uno que ya retiraron. No me acuerdo del nombre, pero se apellidaba “Alejos Alejos”. Hacíamos la broma de “¡éste será por lo menos de Australia!”. Ya te digo, tenemos un humor bastante negro. Y luego te voy a mandar una foto curiosa. Fue el Día de Todos los Santos, ahora que está tan de moda Halloween, en un panteón había dos calabazas con velas y todo, de alguien de la familia que se lo puso. Está impresionante...


Perfecto. Pues muchas gracias por todo, Xabi.


lunes, 5 de marzo de 2012

0004: Alberto, un superviviente de las drogas

A los cinco segundos de conocer a Alberto me di cuenta de que merecería la pena hacerle una entrevista antes de que se fuera de la ciudad. Se lo propuse y aceptó, aunque prefiere permanecer en el anonimato. Es una persona cuya mirada me ha hecho juzgar más seriamente algunos asuntos de máxima actualidad, tales como el alcoholismo y la drogadicción en la juventud. Así mismo me gustaría remitiros a Xilema y a Cáritas,  y por supuesto a Proyecto Hombre, puesto que son asociaciones que luchan día tras día por personas como él y creo que merecen, por lo menos, ser tomadas en consideración. El sentir de Alberto es el de una experiencia dura, larga y dolorosa, y quizás con un desenlace un tanto incierto. Espero que podáis dedicarle el tiempo que se merece.



Explícame un poco por encima cómo comenzó todo.
Mira, yo empecé a consumir marihuana con dieciséis años. Consumía y tenía plantación propia. Había empezado a trabajar en una fábrica y tal pero lo hice porque quería conseguir más dinero, y la plantación de marihuana la descubrí por ayuda de otros amigos míos que tenían pero que eran mayores que yo. Yo tenía dieciséis años y los demás tenían de treinta para arriba. Así que yo me movía con esa gente. Primero empecé con la marihuana porque era hierba que al fumar me relajaba.

Y cuando empezaste con las drogas, ¿cómo era tu situación familiar?
Yo me marché de casa porque mi padre me pegaba.

¿Con quince años?
Con dieciséis. Me marché de casa y empecé a vivir la vida. Y tengo ahora treinta y nueve y he estado toda mi vida viviendo solo. Y viviendo solo pues… drogas, mujeres, alcohol. Pero de alcohol, como me hacía daño al estómago, no bebía. Aunque a mí me encanta el ron. Lo que pasa es que aquí no bebo, a parte de que no tengo dinero, porque me hace daño: si bebo mucho ron, al día siguiente me levanto vomitando sangre, y paso. Pero lo que haces es huir.

¿Vivías con tus dos padres o sólo con tu padre?
No, vivía con los dos, padre y madre y demás hermanos. Y me fui por eso, por las movidas que tenía. Mi padre también pegaba a mi madre,  hasta el punto de que yo le puse un cuchillo a mi padre en el cuello. Le dije que como volviera a pegar a mi madre, le juraba que lo mataba. Quieras que no, eso te trastorna, a mí y a cualquiera. Te trastorna, pero hasta cierto punto. Y desde los dieciocho a los treinta y seis he estado consumiendo drogasLuego también estuve trabajando en puticlubs, en clubs de alterne, y ahí se maneja muchísima droga. Se mueve mucha más droga de lo que se cree, porque las chicas consumen, los clientes consumen, los que estamos ahí trabajando consumimos… Se mueve mucho dinero en droga.

¿Fuiste a Proyecto Hombre por decisión propia?
Entre comillas. Mi madre estaba enferma, y me enteré. Tarde, pero me enteré. Y fui a Proyecto Hombre.

¿Fueron días felices?
Sí, porque ahí cuando cuentas algo o dices algo nadie te juzga porque todo el mundo tiene problemas como tú. Los mismos o de otros tipos. Entonces te sientes comprendido. En cambio, por ejemplo, ahora en la calle le dices a alguien que has estado consumiendo y te dicen que es vicio. Pero la drogadicción en verdad es una enfermedad, como la ludopatía o el alcoholismo. En Proyecto Hombre había muchos chavales de 18-20 años por fumar canutos. De heroína no había más que 4 ó 5, de cocaína estábamos bastantes, pero de hachís y de marihuana había un ciento. Y yo decía: ¿cómo puede llegar ese punto de que el hachís y la marihuana te enganchen de tal manera? Pues sí, te enganchan, aunque la gente diga lo contrario. Y bueno, a mí de Proyecto Hombre una vez me expulsaron por agresividad. La esquizofrenia que tengo es agresiva, me da por pegar. Y por ejemplo, si tengo un brote psicótico y empiezo a pegar puñetazos a una pared o a una persona, puedo estar sangrando sin sentir dolor.

¿Y al salir de Proyecto Hombre?
Entonces viene lo complicado: poner en práctica todo lo que te han enseñado. Hasta que me concedieron la renta básica tuve que vivir de lo que podía. Estuve un tiempo en casa de mis hermanos, y tenía que limpiar, fregar... Como me daban de comer tenía que hacer todo eso. Entonces llegó un momento en que me dieron la renta básica y un trabajo social del Ayuntamiento. También cobré el paro y como no había trabajo pues he vuelto a la situación de que me quedé sin dinero y a la calle. Y bueno, salí y consumí, ¿eh?

¿Una recaída?
Normalmente si te metes una raya ya dices que es una recaída, vale. Pero para uno de nosotros es meterte, por ejemplo, diez o doce gramos. Pero no, mi “recaída” fue con un gramo tener para una semana, cosa que antes no me duraba ni queriendo. La droga es una enfermedad que la gente no se da cuenta del punto que llega: te consume por dentro y te mata. Y ahora en drogas no pienso, ahora pienso en encontrar un trabajo, en estar bien.

¿Te sientes afortunado de haber podido salir?
Pues por una parte sí y por otra no. Por ejemplo, miedo a la muerte no le tengo. Le tengo respeto, pero miedo no. Tengo cuatro intentos de suicidio, también. No es que esté orgulloso de eso, pero... Si el día de mañana me enterara de que tengo una enfermedad que es incurable, me pego un tiro directamente. O me ahorco o hago lo que sea para no sufrir ni hacer sufrir a nadie de mi alrededor. Es así como lo veo. A mí me gustan las cosas claras y el chocolate espeso, en el sentido de que me moriré tarde o temprano de una forma u otra, pero si puedo evitar hacer sufrir a la gente de alrededor, lo voy a hacer.

Estos cuatro intentos de suicidio, ¿fueron durante los veinte años que estuviste en las drogas?
Sí. Uno fue que me corté las venas, otro que jugaba a la ruleta rusa, con el revólver... Cosas que a cualquiera no le entran en la cabeza, pero porque tienes que entender que estás todo fumado, pillado de las drogas, y haces cosas que de normal una persona no las haría. Y los otros intentos, pues intentar tirarme delante de un coche... No sabes el disgusto para el del coche, que casi le da un soponcio.

¿Y el recuerdo que tienes de estos veinte años?
Tengo muchas lagunas, ¿eh? De muchas cosas no me acuerdo.

¿Pero lo recuerdas como una época...?
Feliz.

¿Feliz?
Feliz porque tenía dinero. Feliz porque vivía bien, porque no tenía que ir a pedir a nadie nada. Feliz porque no me faltaba de nada. Pero a la vez infeliz porque me he jodido yo mismo, me he hecho daño a mí mismo, me he fastidiado el cuerpo... Es entre bien y mal, ¿me entiendes?

Pero si dices que intentaste suicidarte y todo...
Sí, pero es que uno no sabía lo que hacía, no te enterabas.

Era inconsciente.
Exactamente, es lo que te digo. Si a mí me dicen de volver a lo de antes, volvería. ¿Cambiaría cosas? Sí, pero volvería. Es duro decirlo, sí, pero es lo que pienso. Es buscar entre las cosas que hiciste bien e hiciste mal. Gastarte más dinero de la cuenta, lo hiciste mal. Vivir al límite, lo hiciste mal, pero a la larga te divertiste. Nosotros hacíamos carreras de coches ilegales, en plan ir de camicaces, a dirección contraria. ¡Vas tan metido que no te enteras de nada! Para mí es difícil explicar el arrepentimiento. Puedo explicar el arrepentimiento del daño que he hecho a mi familia, ¿pero el arrepentimiento de lo que he vivido? “¡Que me quiten lo bailao!”.

¿Y cómo lo ves ahora?
Pues ahora lo veo diferente. Veo que me puedo divertir por ahí sin tener drogas encima. En Proyecto Hombre me enseñaron a divertirme sin tener que beber alcohol ni drogarme ni nada, y te lo pasas de puta madre.

Después de la experiencia que has pasado, ¿qué es lo que puedes decir sobre la vida, sobre lo que es para ti la vida?
¿Sobre la vida? Pues yo la veo de esta manera: tienes que disfrutar todo lo que puedas... pero intenta disfrutar sin las drogas.

(Me río)
Sin embargo, soy una persona que opina que sin las drogas no me hubiera divertido como me he divertido. Es un poco...

Contradictorio.
Si, es contradecir lo que estoy diciendo. Hay gente que me dice: “si volvieras a nacer, ¿qué no harías?”. Pues lo que no haría es gastarme el dinero como me lo gasté. Pero lo demás, ¡haría de todo! Yo he tratado con todo tipo de personas, con policías, médicos, abogados... gente que se sigue metiendo droga, y ellos están bien y tú estás mal, pero ellos están bien porque se meten droga en épocas concretas del año, no todos los días. Y lo mío era todos los días. Luego hay estudiantes que dicen que para no dormir se meten pastillas, ¡pero si va todo con anfetas, es anfeta lo que te estás metiendo, colega! Me cago en diez, lleva los estudios al día y no te pegues la matada para el final. Que bien, que yo consejos vendo y pa’ mí no tengo, eso también te lo digo. Yo para eso soy cojonudo.

Muchísimas gracias por concederme la entrevista.
Si tienes cualquier duda o algo que quisieras aclarar, ya sabes dónde estoy.


jueves, 9 de febrero de 2012

0003: Rodrigo Sopeña y el guion del Especial Nochevieja 2011

Rodrigo Sopeña (ver su IMDb) estudió Audiovisual en la misma Facultad de Comunicación donde estudio yo. Ha codirigido el largometraje La habitación de Fermat junto con Luis Piedrahita. Trabaja de guionista con José Mota desde hace años, cuando éste actuaba en los sketches de  Cruz y raya, y ahora con La hora de José Mota. Ha escrito gran parte de los guiones de los especiales de fin de año de José Mota para TVE. Así que podemos decir que ha sido el guionista del Especial Nochevieja 2011: "SE7EN, los 7 pecados capitales de provincia". Me pareció un especial excelente, con un guion bien trabajado y muy punzante, más que otros años. Por ello quise contactar con él y enviarle algunas preguntas por correo. Así que os ofrezco, a continuación, el sentir de Rodrigo Sopeña sobre el panorama televisivo desde la perspectiva del humor en el que él trabaja. ¡Que lo disfrutéis!


Tras ver el Especial Nochevieja, me pregunto: ¿este año habéis querido incidir más duramente en la crítica social con respecto a otros años?
Más bien ha sido algo progresivo. Ya en los tiempos de Cruz y Raya hacíamos sketches con contenido social y político. José Mota fue sintiéndose cada vez más cómodo y seguro con esa tendencia y hemos ido trabajándola.  Quizás el del año pasado y el de éste sean nuestros programas más políticos.

TVE es la cadena pública. ¿Os pusieron alguna pega de cara al guion del Especial? ¿Tuvisteis que respetar alguna pauta?
No. Lo leen antes, eso sí, pero este año no hemos recibido más que felicitaciones.

A juzgar por el guion, parece que, además de criticar el sistema, queréis mover a la gente a tener una actitud más crítica, a dejar de ser “ridículos títeres”. ¿Qué crees que hace falta para “despertarse” como ciudadano?
Al escribir el programa tratamos de reflejar corrientes de opinión, inquietudes populares, denuncias o ilusiones que están en el ambiente, que forman parte de la sociedad. Tratamos de captar cómo piensa la gente y reflejarlo en el programa. Este año es fácil percibir la indignación de muchos con la clase política, y por eso le dimos cancha. No buscamos reflejar nuestras opiniones, eso sería egocéntrico y sermonero. Además, en el equipo de guion hay gente de distinta ideología y ponernos de acuerdo en un solo discurso sería imposible. La cita de “ridículos títeres” es literal de la película SE7EN a la que hacíamos alusión durante todo el programa.

¿Cómo puede ser el humor de sátira política una crítica constructiva y no sólo una mera caricatura del lado absurdo del panorama?
Me cuesta darte una respuesta. ¿De qué depende que una crítica sea constructiva? ¿Del que la formula o del que la recibe? ¿El diálogo del Frente Popular de Judea en La vida de Brian es humor constructivo o una caricatura absurda? ¿O las dos cosas?

¿Puede la Televisión ayudar en esta tarea, lejos de seguir con su función de “domadora” de masas?
La televisión puede hacer muchas cosas, pero su única obligación es entretener.

¿Qué opinas acerca del mundo de la información en España, en estos momentos? ¿Y de los contenidos de la TV?
No soy capaz de ver ningún informativo, tengo mucha sensibilidad con la ortografía y me sangran los ojos con los rótulos repletos de faltas que ya se han convertido en su rasgo de estilo. Sospecho que si ignoran algo tan básico que hasta yo sé, difícilmente podrán informarme sobre lo que yo no sé. En cuanto a la calidad de la televisión de nuestro país, creo que es excepcional. Y, además, muy autocrítica.

¿Cuánto tiempo se tardó en escribir el guion de ese Especial? ¿Se prestó a muchos cambios a la hora de la grabación?
Unos dos meses. Prácticamente no hubo cambios en la parte de continuidad (todo lo relacionado con SE7EN). Como estábamos haciendo simultáneamente los programas semanales de LA HORA DE JOSÉ MOTA, sí que intercambiamos algunos sketches de un programa al otro. Por ejemplo, los sketches Multa a peatón o MTV tuning se grabaron para el programa semanal y se emitieron en el especial. A cambio, el de Vettel era para fin de año y salió en el último de los semanales.

Muchísimas gracias por tu atención, Rodrigo.
Gracias a ti, majete.

martes, 31 de enero de 2012

0002: Carme Basté, directora de la Fundació La Marató de TV3

Carme Basté es, actualmente, la directora de la Fundació La Marató de TV3. Ella misma nos resume brevemente en qué consiste dicha fundación. "Hoy, tras 20 ediciones y unos excelentes resultados, La Marató de TV3 es un proyecto social y solidario plenamente arraigado en el país, que ha consolidado su papel como fuente impulsora de la investigación biomédica de excelencia, herramienta de sensibilización social y motor de la movilización ciudadana".
Este año seguí un poco el programa de La Marató, y me asombré al ver la cantidad de dinero que se consiguió recaudar. Me entró la curiosidad y quise saber un poco más al respecto. Así que le mandé una entrevista por escrito a Carme, que, muy amablemente, me respondió, prestándose a volver a explicar cualquier cosa que no quedara clara. ¡Da gusto tratar con gente así! Se trata de un sentir que arroja algo de esperanza sobre el futuro de nuestra sociedad, visto tan a menudo desde el prisma del catastrofismo. 



¿Qué empujó a emprender la iniciativa de La Fundació?
En 1992, TV3 fue la televisión pública pionera en España en hacer un telemaratón. La Fundació fue creada en 1996 por la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales con el fin de gestionar los fondos económicos recaudados en el programa de televisión La Marató de TV3 y destinarlos a proyectos de investigación científica y campañas de sensibilización sobre las enfermedades tratadas en el programa. La creación de la Fundació fue un paso esencial para garantizar una gestión rigurosa y transparente de los fondos recaudados en La Marató. Yo dirijo la Fundación desde el 2008, aunque desde siempre he estado vinculada a La Marató; dirigí  el programa durante 6 años, entre el 1996 y el 2001. 

¿Contó con mucho apoyo al principio?
El proyecto se emprendió con mucha ilusión y confianza por lo que suponía crear una institución cuya función es impulsar la investigación científica por medio de fondos que provienen de los ciudadanos. El proyecto entusiasmó desde el principio y siempre ha contado con el apoyo y la colaboración desinteresada tanto de los propios profesionales de TV3 y Catalunya Ràdio como de instituciones públicas, empresas y sobre todo de la ciudadanía, que se ha implicado activamente desde diferentes vertientes, como por ejemplo organizando actividades populares o ejerciendo labores de voluntariado, entre otras.

Lo primero que me llama la atención es que, pese a la crisis, este año La Marató ha recaudado más 7,2 millones de euros alrededor de Cataluña. ¿Cómo ha ido evolucionando la regeneración y transplante de órganos a raíz de este empujón?
La respuesta de la sociedad ha sido increíble. De hecho, siempre lo es. Pero este año la valoramos aún con más entusiasmo y emoción porque atravesamos una situación económica muy difícil. La Marató 2011 se celebró el 18 de diciembre. Hasta el 31 de marzo de 2012 estaremos recaudando donativos para investigación en regeneración y trasplante de órganos y tejidos. Paralelamente, a principios de febrero abriremos una convocatoria en la que se presentarán proyectos de investigación que optan a ser financiados. Será en noviembre de 2012 cuando se hará público, previa una rigurosa evaluación a nivel internacional, a qué proyectos de investigación se destinarán los fondos. A partir de ese momento, los científicos premiados trabajarán durante 3 años para avanzar en la investigación de los trasplantes y la medicina regenerativa. Por lo tanto, aún no podemos hablar de avances en la investigación en este campo, pero estamos seguros de que esta inyección económica supondrá importantes logros.

Alcanzar una cifra así dice mucho del espíritu solidario de la sociedad catalana. Visto esto, así como la capacidad de difusión y la influencia de TV3 en toda la ciudadanía, ¿no convendría empezar a hacer más iniciativas así? Aunque sé que es algo que no le compete a usted, me gustaría saber su opinión personal al respecto.
La Marató es fruto de la vocación pública de TV3. Un proyecto como éste sólo puede nacer de una televisión al servicio de la ciudadanía, con vocación de ser útil, de informar y de formar en valores, cultura, identidad y civismo. Del mismo modo, un proyecto como La Marató sólo puede tener futuro si cuenta con una respuesta social masiva, madura y responsable. Los 20 años de Marató nos han demostrado que en Cataluña tenemos ambas cosas: una televisión potente, capaz de dinamizar la sociedad, y una ciudadanía sólida y participativa. Con estos dos elementos, TV3 puede proponer muchas iniciativas.

Hoy, que parece prevalecer el egoísmo, que falta dinero en Sanidad y otros sectores de extrema importancia, ¿con qué ánimo ve acercarse el futuro?
Por supuesto que arroja esperanza. La Marató es de aquellas ocasiones que nos permiten volver a confiar plenamente en el ser humano y en la sociedad. Es una gran muestra de humanidad, que hace evidente que somos capaces de conseguir grandes logros si dirigimos nuestra energía hacía un buen proyecto. Soy optimista y pienso que las buenas iniciativas sientan precedentes. Si seguimos ejemplos como éste, podemos garantizar un futuro mejor de lo que a menudo imaginamos.

¿Cómo motivaría a las personas a participar más, sin necesidad de hacer enormes “campañas de comunicación”? A menudo, el conocimiento de que existen ONGs y demás asociaciones no bastan para poner en movimiento a los ciudadanos. ¿Cree que nos falta “espabilar” un poco en este sentido?
Hay que creer, confiar en lo que se hace. Y cuando se cree, se encuentran caminos para avanzar. Vivimos en un mundo sobre-informado, en el que recibimos miles de mensajes diarios. Quizá debamos simplificar los mensajes, ir a la esencia:  el simple testimonio de una persona que ha participado en una iniciativa solidaria o el de alguien que se haya beneficiado de ella pueden estimular una respuesta directa por parte de los ciudadanos. Hay que conectar con la sensibilidad de las personas y adaptarse a los nuevos medios. Las redes sociales están tomando un gran protagonismo y son el canal más directo y rápido para lanzar mensajes y movilizar a la gente. Hoy tenemos nuevas alternativas a los canales tradicionales y debemos aprovecharlas.