lunes, 5 de marzo de 2012

0004: Alberto, un superviviente de las drogas

A los cinco segundos de conocer a Alberto me di cuenta de que merecería la pena hacerle una entrevista antes de que se fuera de la ciudad. Se lo propuse y aceptó, aunque prefiere permanecer en el anonimato. Es una persona cuya mirada me ha hecho juzgar más seriamente algunos asuntos de máxima actualidad, tales como el alcoholismo y la drogadicción en la juventud. Así mismo me gustaría remitiros a Xilema y a Cáritas,  y por supuesto a Proyecto Hombre, puesto que son asociaciones que luchan día tras día por personas como él y creo que merecen, por lo menos, ser tomadas en consideración. El sentir de Alberto es el de una experiencia dura, larga y dolorosa, y quizás con un desenlace un tanto incierto. Espero que podáis dedicarle el tiempo que se merece.



Explícame un poco por encima cómo comenzó todo.
Mira, yo empecé a consumir marihuana con dieciséis años. Consumía y tenía plantación propia. Había empezado a trabajar en una fábrica y tal pero lo hice porque quería conseguir más dinero, y la plantación de marihuana la descubrí por ayuda de otros amigos míos que tenían pero que eran mayores que yo. Yo tenía dieciséis años y los demás tenían de treinta para arriba. Así que yo me movía con esa gente. Primero empecé con la marihuana porque era hierba que al fumar me relajaba.

Y cuando empezaste con las drogas, ¿cómo era tu situación familiar?
Yo me marché de casa porque mi padre me pegaba.

¿Con quince años?
Con dieciséis. Me marché de casa y empecé a vivir la vida. Y tengo ahora treinta y nueve y he estado toda mi vida viviendo solo. Y viviendo solo pues… drogas, mujeres, alcohol. Pero de alcohol, como me hacía daño al estómago, no bebía. Aunque a mí me encanta el ron. Lo que pasa es que aquí no bebo, a parte de que no tengo dinero, porque me hace daño: si bebo mucho ron, al día siguiente me levanto vomitando sangre, y paso. Pero lo que haces es huir.

¿Vivías con tus dos padres o sólo con tu padre?
No, vivía con los dos, padre y madre y demás hermanos. Y me fui por eso, por las movidas que tenía. Mi padre también pegaba a mi madre,  hasta el punto de que yo le puse un cuchillo a mi padre en el cuello. Le dije que como volviera a pegar a mi madre, le juraba que lo mataba. Quieras que no, eso te trastorna, a mí y a cualquiera. Te trastorna, pero hasta cierto punto. Y desde los dieciocho a los treinta y seis he estado consumiendo drogasLuego también estuve trabajando en puticlubs, en clubs de alterne, y ahí se maneja muchísima droga. Se mueve mucha más droga de lo que se cree, porque las chicas consumen, los clientes consumen, los que estamos ahí trabajando consumimos… Se mueve mucho dinero en droga.

¿Fuiste a Proyecto Hombre por decisión propia?
Entre comillas. Mi madre estaba enferma, y me enteré. Tarde, pero me enteré. Y fui a Proyecto Hombre.

¿Fueron días felices?
Sí, porque ahí cuando cuentas algo o dices algo nadie te juzga porque todo el mundo tiene problemas como tú. Los mismos o de otros tipos. Entonces te sientes comprendido. En cambio, por ejemplo, ahora en la calle le dices a alguien que has estado consumiendo y te dicen que es vicio. Pero la drogadicción en verdad es una enfermedad, como la ludopatía o el alcoholismo. En Proyecto Hombre había muchos chavales de 18-20 años por fumar canutos. De heroína no había más que 4 ó 5, de cocaína estábamos bastantes, pero de hachís y de marihuana había un ciento. Y yo decía: ¿cómo puede llegar ese punto de que el hachís y la marihuana te enganchen de tal manera? Pues sí, te enganchan, aunque la gente diga lo contrario. Y bueno, a mí de Proyecto Hombre una vez me expulsaron por agresividad. La esquizofrenia que tengo es agresiva, me da por pegar. Y por ejemplo, si tengo un brote psicótico y empiezo a pegar puñetazos a una pared o a una persona, puedo estar sangrando sin sentir dolor.

¿Y al salir de Proyecto Hombre?
Entonces viene lo complicado: poner en práctica todo lo que te han enseñado. Hasta que me concedieron la renta básica tuve que vivir de lo que podía. Estuve un tiempo en casa de mis hermanos, y tenía que limpiar, fregar... Como me daban de comer tenía que hacer todo eso. Entonces llegó un momento en que me dieron la renta básica y un trabajo social del Ayuntamiento. También cobré el paro y como no había trabajo pues he vuelto a la situación de que me quedé sin dinero y a la calle. Y bueno, salí y consumí, ¿eh?

¿Una recaída?
Normalmente si te metes una raya ya dices que es una recaída, vale. Pero para uno de nosotros es meterte, por ejemplo, diez o doce gramos. Pero no, mi “recaída” fue con un gramo tener para una semana, cosa que antes no me duraba ni queriendo. La droga es una enfermedad que la gente no se da cuenta del punto que llega: te consume por dentro y te mata. Y ahora en drogas no pienso, ahora pienso en encontrar un trabajo, en estar bien.

¿Te sientes afortunado de haber podido salir?
Pues por una parte sí y por otra no. Por ejemplo, miedo a la muerte no le tengo. Le tengo respeto, pero miedo no. Tengo cuatro intentos de suicidio, también. No es que esté orgulloso de eso, pero... Si el día de mañana me enterara de que tengo una enfermedad que es incurable, me pego un tiro directamente. O me ahorco o hago lo que sea para no sufrir ni hacer sufrir a nadie de mi alrededor. Es así como lo veo. A mí me gustan las cosas claras y el chocolate espeso, en el sentido de que me moriré tarde o temprano de una forma u otra, pero si puedo evitar hacer sufrir a la gente de alrededor, lo voy a hacer.

Estos cuatro intentos de suicidio, ¿fueron durante los veinte años que estuviste en las drogas?
Sí. Uno fue que me corté las venas, otro que jugaba a la ruleta rusa, con el revólver... Cosas que a cualquiera no le entran en la cabeza, pero porque tienes que entender que estás todo fumado, pillado de las drogas, y haces cosas que de normal una persona no las haría. Y los otros intentos, pues intentar tirarme delante de un coche... No sabes el disgusto para el del coche, que casi le da un soponcio.

¿Y el recuerdo que tienes de estos veinte años?
Tengo muchas lagunas, ¿eh? De muchas cosas no me acuerdo.

¿Pero lo recuerdas como una época...?
Feliz.

¿Feliz?
Feliz porque tenía dinero. Feliz porque vivía bien, porque no tenía que ir a pedir a nadie nada. Feliz porque no me faltaba de nada. Pero a la vez infeliz porque me he jodido yo mismo, me he hecho daño a mí mismo, me he fastidiado el cuerpo... Es entre bien y mal, ¿me entiendes?

Pero si dices que intentaste suicidarte y todo...
Sí, pero es que uno no sabía lo que hacía, no te enterabas.

Era inconsciente.
Exactamente, es lo que te digo. Si a mí me dicen de volver a lo de antes, volvería. ¿Cambiaría cosas? Sí, pero volvería. Es duro decirlo, sí, pero es lo que pienso. Es buscar entre las cosas que hiciste bien e hiciste mal. Gastarte más dinero de la cuenta, lo hiciste mal. Vivir al límite, lo hiciste mal, pero a la larga te divertiste. Nosotros hacíamos carreras de coches ilegales, en plan ir de camicaces, a dirección contraria. ¡Vas tan metido que no te enteras de nada! Para mí es difícil explicar el arrepentimiento. Puedo explicar el arrepentimiento del daño que he hecho a mi familia, ¿pero el arrepentimiento de lo que he vivido? “¡Que me quiten lo bailao!”.

¿Y cómo lo ves ahora?
Pues ahora lo veo diferente. Veo que me puedo divertir por ahí sin tener drogas encima. En Proyecto Hombre me enseñaron a divertirme sin tener que beber alcohol ni drogarme ni nada, y te lo pasas de puta madre.

Después de la experiencia que has pasado, ¿qué es lo que puedes decir sobre la vida, sobre lo que es para ti la vida?
¿Sobre la vida? Pues yo la veo de esta manera: tienes que disfrutar todo lo que puedas... pero intenta disfrutar sin las drogas.

(Me río)
Sin embargo, soy una persona que opina que sin las drogas no me hubiera divertido como me he divertido. Es un poco...

Contradictorio.
Si, es contradecir lo que estoy diciendo. Hay gente que me dice: “si volvieras a nacer, ¿qué no harías?”. Pues lo que no haría es gastarme el dinero como me lo gasté. Pero lo demás, ¡haría de todo! Yo he tratado con todo tipo de personas, con policías, médicos, abogados... gente que se sigue metiendo droga, y ellos están bien y tú estás mal, pero ellos están bien porque se meten droga en épocas concretas del año, no todos los días. Y lo mío era todos los días. Luego hay estudiantes que dicen que para no dormir se meten pastillas, ¡pero si va todo con anfetas, es anfeta lo que te estás metiendo, colega! Me cago en diez, lleva los estudios al día y no te pegues la matada para el final. Que bien, que yo consejos vendo y pa’ mí no tengo, eso también te lo digo. Yo para eso soy cojonudo.

Muchísimas gracias por concederme la entrevista.
Si tienes cualquier duda o algo que quisieras aclarar, ya sabes dónde estoy.


1 comentario:

  1. impresionante!fodo un testimonio; ojalá le vaya bien y pueda empezar de 0.

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